Fotografía de alimentos para restaurantes: Un ingrediente esencial para abrir el apetito
Mi experiencia me dice que gracias a las buenas fotografías de comida y micro videos que los restaurantes publican y distribuyen en sus perfiles sociales, su público interactúa y aumentan no solo los likes y los comentarios positivos en sus redes sino que lo hacen también los comensales en los salones del restaurante.
Está comprobado: la fotografía gastronómica abre el apetito y atrae clientes.
El otro día, uno de los responsables de un restaurante de Barcelona para el que he realizado reportajes fotográficos de los platos de su carta, me comentaba que de un tiempo a esta parte ya es habitual para ellos recibir a turistas, mayormente asiáticos, que llegan mostrando las fotos del perfil de Instagram del restaurante, y señalando los platos que han visto y que quieren probar. ¡Ni siquiera piden ver la carta!
La manera de elegir qué comer ha cambiado.
Los restaurantes ya no solo deben tener cartas con buen diseño, sin faltas de ortografía y en diferentes idiomas, sino que han de invertir también en ofrecer buenas fotografías y videos sobre su cocina y sobre todo, saber publicar buenos contenidos en sus redes sociales.
Las fotografías de platos crean la expectativa, son sin duda el anzuelo perfecto. Ver los colores y texturas de los alimentos dispara la imaginación y crea las ganas de querer probarlos.
Hay dos razones fundamentales por las que un restaurante que ofrece una excelente propuesta gastronómica ha de ofrecer también, en la misma línea, sabrosas fotografías y videos en su web y redes sociales:
- Cada vez se utiliza más el móvil para tomar decisiones. Es el dispositivo ideal para rastrear dónde ir a comer. Y la elección suele venir acompañada del impacto visual que producen las fotografías de comida que se ven al entrar en la web del local o en sus canales sociales.
- Y cada vez más el margen de tiempo empleado en contemplar una imagen es menor, tal vez solo unos 6 segundos (y quizás sea decir mucho). Por lo que las fotos han de estar muy bien pensadas para captar la atención enseguida.
Por eso, y teniendo en cuenta que el desarrollo tecnológico todavía no hace posible que las fotografías transmitan aromas (y todo acabará por llegar), hay que aprovechar todos los recursos y las ventajas que pone al alcance Internet para atraer a nuevos públicos. De ahí, que contar con un fotógrafo profesional como uno más de los miembros del equipo de cocina empieza a ser una necesidad para muchos restaurantes.
La fotografía no la hace la cámara, la consigue la experiencia y la visión del fotógrafo. El profesional sabe que para lograr interacción e interés en el público, tiene que poner no solo su equipo a disposición del proyecto, si no que ha de utilizar todo su talento para construir el mensaje. Porque de eso se trata: de comunicar.
De todo ello, se construye mi día a día, de investigar con herramientas, de leer opiniones de los clientes, de consultar resultados y de interesarme por lo que hacen otros profesionales. Y de arriesgar, por supuesto.
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